16 de octubre de 2024

Exposición de Jano en Madrid

Entre el 21 de junio y el 29 de septiembre de 2024 hemos podido asistir en Madrid a la exposición dedicada al gran Francisco Fernández-Zarza Pérez, o Jano, como era conocido y firmaba sus trabajos. Artista gráfico autodidacta que vino a este mundo en Madrid el año 1922 y lo abandonó en 1992.

Es posible que a muchos ni un nombre ni otro os suenen. Pero seguro que sí su obra, especialmente a los que ya tengáis cierta edad, pues formó parte de ese grupo de maestros del pincel que cubrieron con sus enormes carteles y lonas las fachadas de cines y teatros durante varias décadas.

La exposición estuvo instalada en lo que fue la fábrica de cerveza El Águila, recuperada por la Comunidad de Madrid para acoger en sus instalaciones bibliotecas, archivos, oficinas y salas de exposiciones.

Siguiendo el recorrido de la muestra, en la primera parte descubrimos que Jano se sintió atraído por el mundo del dibujo desde pequeño, hasta el punto de que publicó su primer trabajo con tan solo cinco años en Macaco. El periódico de los niños. Y casi de forma paralela nació en él su otra gran afición: el cine.

Durante la Guerra Civil española prestó sus servicios al bando republicano colaborando en las publicaciones bélicas Hierro y Nova Cataluña, trabajos que le supusieron trece años de cárcel una vez finalizada la contienda al formar parte de la facción derrotada y duramente represaliada en la posguerra por la dictadura franquista.

Fue también en esta época cuando se despertó su interés por lo que más tarde se convertiría en su principal actividad: la cartelería, principalmente la dedicada al mundo del cine y el espectáculo en general.

El siguiente apartado de la exposición nos adentra en el Jano historietista, que, durante su servicio militar y una vez superados los avatares de la guerra, comenzó a colaborar en los clásicos cuadernos de historietas de la primera mitad del siglo XX para la editorial Rialto a través del estudio de Adolfo López Rubio, compaginando dicha actividad con la de portadista para personajes como El Príncipe Valiente, Rip Kirby, Flash Gordon o El Coyote. Los interesados podéis encontrar más información en la página web de Tebeosfera, por ejemplo.






En 1943 Jaime Salvador dirigió la película El Rebelde, protagonizada por la estrella mexicana del momento Jorge Negrete. Dos años después Jano realizó un retrato del cantante y actor para el estreno en España, lo que derivó en un contrato con la distribuidora de cine Hispano-Mexicana Films. Tras un tiempo dedicado a los programas de mano y publicidad,  en 1947 produjo su primer cartel de cine  para ¡Ay Jalisco... no te rajes!, película también protagonizada por Jorge Negrete y dirigida en 1941 por Joselito Rodríguez.

A partir de entonces. y durante los siguientes 40 años,  dedicó su principal esfuerzo al mundo del cine, estableciéndose como ilustrador independiente en su propio estudio junto a Ramón Padilla, los Hermanos Morata o José Montalbán (otro gran cartelista de cine español fallecido en 2020), como nos cuenta el propio hijo del artista y comisario de la exposición en esta entrevista.

En este estudio no solo se produjo publicidad para alrededor de 3.000 películas, sino también para obras de teatro, circo y otros eventos públicos.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 







El cine clásico de Hollywood fue una pasión particular del artista dentro de su pasión global por el cine. Movido por ese interés, y de forma paralela a su trabajo comercial, echó mano de sus pinceles y de su maestría como caricaturista-retratista para recrear a alguna de las estrellas de lo que se suele llamar Época Dorada de Hollywood.

La última parte del recorrido estaba dedicada a las exposiciones que, a partir de 1972, Jano realizó con ilustraciones basadas en la vida madrileña de principios del siglo XX. Imágenes costumbristas con aire de caricatura en las que recuperaba el estilo que había conocido de niño a través de las revistas infantiles.


El espacio ocupado por la exposición no era excesivamente grande, pero estaba muy bien aprovechado y ambientado. Repleto de carteles de cine que dejaban patente el cambio en el estilo del artista a lo largo de los años, adaptándose a la evolución social y técnica, folletos, tebeos, atrezo usado como modelo (incluso un autorretrato del propio Jano que empleó como portada de una novela), originales junto a la obra final para facilitar la comparación, etc.


En resumen, un merecido homenaje para este gran autor cuya obra no estaba hecha para contemplar en un museo, sino que era esa propia obra la que nos visitaba y se hacía ver desde los ya casi desaparecidos quioscos de prensa y fachadas de cines.




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