6 de noviembre de 2019

En casa de los masones

Hace ya algún tiempo un buen amigo de los administradores de este blog nos invitó a una conferencia que él mismo ofrecía, así que allí nos fuimos. El acto se celebró en la sede de la Gran Logia Provincial de la Masonería en Madrid, situada en la planta baja de un edificio de la calle Juan Ramón Jiménez, a escasos metros del Paseo de la Castellana y cerca, por dar una referencia inconfundible, del estadio Santiago Bernabéu.

Ya conocíamos el local por nuestra anterior visita durante la Semana de la Arquitectura de hace unos años y, realmente, su valor arquitectónico es mínimo, a diferencia de las sedes que encontramos en otras ciudades del mundo. El interés real de aquella primera visita radicaba en la posibilidad de conocer un poco más la historia de una institución con casi cuatro siglos de antigüedad y a la que han pertenecido y pertenecen relevantes personajes de todos los ámbitos, pero que está abierta a hombres (en el caso que nos ocupa, aunque hay también logias femeninas y mixtas) de cualquier estatus social y creencias siempre que cumplan unas determinadas condiciones que cualquier persona acostumbrada a vivir en sociedad debería tener como suyas.

En esta ocasión fuimos recibidos, como en la anterior visita, con la amabilidad y cercanía de miembros de la logia que sacrifican, o invierten, según se quiera ver, parte de su tiempo libre en dar a conocer un poco más al público las actividades de un colectivo cuya meta última es la evolución personal y, por extensión, la de la sociedad en la que se integra.

Tras atravesar la puerta de entrada flanqueada por dos columnas, primer objeto simbólico que encontramos, accedemos a una pequeña sala con el mismo aspecto serio y clásico que podría tener un club inglés del siglo XIX, solo que, en este caso, en lugar de cabezas disecadas de animales y lámparas historiadas, encontramos retratos de diversas personalidades masónicas ataviadas con lo que podríamos llamar su "uniforme de faena" (traje negro, mandil, guantes blancos y diversos distintivos cuyo significado se nos escapa) y vitrinas repletas de objetos y recuerdos.

Una escalera nos conduce al sótano del edificio, con varias habitaciones muy bien iluminadas en las que los miembros de la logia celebran sus rituales y reuniones y donde se recibe a las personas ajenas a la institución que asisten a los actos públicos que organiza.

En este tipo de actividades orientadas al exterior, según nos cuentan, siempre se incluye, como complemento al acto principal, una pequeña exposición sobre cualquier tema que los propios organizadores puedan considerar interesante o ameno. En esta ocasión encontramos carteles y reproducciones de documentos relacionados con la posterior conferencia y algo realmente curioso: sobre una hilera de mesas en forma de u, una impresionante colección de versiones de El principito, de Antoine de Saint-Exupéry.

Observándolas más detenidamente constatamos que se trata de ediciones de la obra en infinidad de idiomas que el propio dueño de la colección, uno de
los miembros de la logia, ha ido recopilando en sus viajes por el mundo. La especialización llega hasta el punto de, no solo encontrar lenguas imposibles de identificar, sino también más de una versión del mismo idioma, como el caso de la edición francesa en árabe y la edición árabe en árabe, aparentemente iguales, pero con diferencias en las ilustraciones y, seguramente, en la traducción.

Otro texto a destacar es el escrito en braille. El propio coleccionista nos comenta que, no sin esfuerzo, consiguió convencer a la ONCE para realizar una tirada reducida. Se trata de un ejemplar muy simple, con hojas de tamaño A4 unidas por la típica espiral de las encuadernaciones de papelería y cuyo verdadero valor reside en el hecho de poner la obra a disposición de un público aún más amplio.

Tras deambular un rato por la exposición de libros y echar un vistazo a los paneles pasamos a la sala donde se desarrollará la conferencia, repleta de sillas que resultaron insuficientes dada la afluencia de público: alrededor de cien personas. Sendas introducciones por parte de dos miembros de la logia que hicieron gala de unos extensos conocimientos sobre la Masonería en sí y su situación en el mundo, dieron paso al acto principal, una exposición acerca de la represión de que ha sido objeto la Masonería española durante la época de la dictadura franquista.

La charla completa y las dos introducciones aparecen en el vídeo de más abajo, así que no vamos a abundar en algo ya dicho, solo comentaremos algún término más genérico que nos ha llamado la atención. El tema, a la vista del título, podría parecer arduo y difícil de seguir, como así fue. Sin embargo, la proyección de diapositivas esquematizando las principales ideas, más un lenguaje cercano y anécdotas personales, propiciaron una exposición amena de la que, si bien era difícil retener datos concretos para los que no tenemos especiales conocimientos sobre la materia (ni memoria), si nos hizo apreciar más la etapa que llevamos viviendo estos últimos 40 años, con sus defectos y asuntos pendientes, pero abierta a los cambios que, más o menos, decidimos entre todos.


GLE TV

La principal conclusión que extraemos tras escuchar la conferencia es que la libertad de pensamiento en un país es inversamente proporcional a la radicalidad y totalitarismo de su gobierno, y tenemos un caso claro (en el momento de escribir esto) en la propia Unión Europea, concretamente en Italia, donde los políticos de ultraderecha a los que los votantes han otorgado el poder, porque también en ese país los cambios los deciden todos, vuelven a elaborar listas de masones y han llegado a asimilar incluso esta institución con la mafia.

Y, aunque sigue siendo el método "menos malo" para convivir, este es el peligro de las decisiones conjuntas: los avances que se han conseguido con años de esfuerzo pueden desaparecer de repente por una mala decisión tomada en base a promesas vacías.

Retomando la conferencia, en la "España de Franco", según nos cuentan, se comenzó promulgando una ley en contra de comunistas y masones que, en la práctica, se dirigió mayoritariamente contra estos últimos. Solo años después, cuando el régimen franquista fue consciente de las ventajas de cultivar la amistad con los americanos, se comenzó a hacer "la vista gorda" respecto a los masones (en Estados Unidos ser masón es tan normal como ser socio de un club deportivo) y se dirigió el punto de mira hacia los comunistas, antagonistas acérrimos del "amigo americano" desde la época de la Guerra Fría.

Una prueba palpable, tirando de cosecha propia, la tenemos en la película Raza, dirigida por Rafael Sáenz de Heredia sobre un argumento (por llamarlo de alguna forma) de Jaime de Andrade, seudónimo de Francisco Franco. En 1942 se estrenó una primera versión en la que masones, republicanos y comunistas eran considerados enemigos de la patria. Incluso los propios Estados Unidos fueron objeto de la inquina de los protagonistas por el asuntillo aquel de Cuba.

En 1950 se presentó una nueva versión, con el título de Espíritu de una raza, a la vez que se destruían todas las copias de la anterior, excepto una encontrada posteriormente en Alemania. En esta nueva edición desapareció cualquier apología del fascismo y crítica a los americanos y el mal solo tenía un nombre: Comunismo.

Gracias a la recuperación de esa versión original, en la página de RTVE encontramos una interesante comparación entre momentos clave de las dos películas reflejando ese giro en el pensamiento del Régimen, que hasta se hizo oficial mediante su publicación en el BOE, como escuchamos en la conferencia de la que se supone que estábamos hablando hasta entrar en estas divagaciones.


Volviendo al tema original poco más vamos a añadir, solo que, tras escuchar la charla completa y echando la vista atrás algo más de cien años para mirar el devenir de la historia en España (inevitablemente influenciada por la del resto del mundo, como es lógico) da la impresión de que los años difíciles que se nos relatan en la conferencia posiblemente no se hubieran podido evitar fuera cual fuera la ideología de los gobernantes, pues las "dos Españas" extremistas e incompatibles entre sí que pretendieron hacerse con el poder por la fuerza parece que no tenían unas intenciones muy distintas. Por eso, ahora que los extremismos vuelven a cobrar fuerza, no deberíamos fiarnos de esas promesas de una vida mejor para todos porque las utopías no existen y, de existir, la utopía de unos va a ser irremediablemente la distopía de otros, y muy posiblemente, "unos" y "otros" sean amigos, vecinos o incluso familiares.

Esas utopías se siguen prometiendo hoy en día como algo alcanzable y son muchos los que, unas veces por intereses ocultos y otras por un verdadero convencimiento, fruto principalmente de una educación sesgada y una información parcial, las defienden por cualquier medio ante otra parte de la sociedad seguramente también mal formada e informada.

Se dice que cuando los elefantes luchan la que sufre es la hierba. En nuestro país y en una parte importante del mundo la hierba lleva creciendo desde hace años a pesar de las plagas, las sequías y los pisotones y sería triste que dejara de hacerlo por culpa de unos elefantes que no van a pelear, pero que se han convertido en expertos del timo de la estampita.

Es posible que estas sean unas conclusiones muy subjetivas una vez escuchada la conferencia, pero tenemos la suerte de que, al menos de momento, todavía podemos exponerlas libremente y en un medio al alcance de todo el mundo, aunque nuestra media de visitas no cubra ni una comunidad de vecinos.


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