Aprovechando unos días de mal tiempo, frío y lluvia, nos decidimos a subir al desván y rebuscar entre cajas de cartón y armarios desvencijados recuerdos que nos dieran ideas para nuevas entradas.
Han aparecido varias cosas interesantes que os iremos contando, y vamos a empezar con unos vídeos que hemos encontrado en un rincón sobre nuestra visita a ese universo paralelo que son las convenciones de comics, cosplay, videojuegos y otras vertientes de un tipo de cultura popular que mueve millones, tanto en aficionados como en dinero.
Como todos los años, el Día del Orgullo Friki nos incita a sacar ese personaje raro que llevamos dentro y que intentamos ocultar pero que, de vez en cuando, escapa a nuestro control.

Hablando de memoria (mala) y apoyándome (porque no aguanto de pie mucho tiempo) en la pila de años de que soy dueño, yo diría que no había avanzando mucho la década de los 70 del siglo XX cuando empezaron a popularizarse en España las películas de artes marciales. Gente oriental con atuendos tradicionales, ejecutando piruetas imposibles y rompiendo más huesos de los que tiene el cuerpo humano (a la vez que árboles, paredes y todo lo que se pusiera por delante) llenaban las pantallas de los cines de barrio y los chavales alucinábamos con esas coreografías robóticas de golpe- defensa o experto manejo de armas que solían terminar, casi siempre, con los combatientes echando sangre por la boca o con alguna parte del cuerpo rota o amputada, si no directamente muertos. He encontrado en Youtube un ejemplo, una película que vi en el cine de mi barrio de pequeño. Entonces no había tantos miramientos (y menos en un cine de barrio) con la edad de los espectadores.